16 de octubre 2017
Por Graciela Vázquez Moure
LA PAZ SOLO NOS PUEDE LLEGAR COMO CONSECUENCIA NATURAL DE LA ILUMINACIÓN UNIVERSAL- NIKOLAS TESLA
Dos hombres que quedaron en la historia, Nikolas Tesla, serbio de nacimiento, un genio del siglo 20 que resurge en este nuevo siglo, después de haber sido callado tras su sospechosa muerte en 1943. Creador de infinidad de adelantos tecnológicos, muchos de ellos fueron la base para los que hoy conocemos.
El otro ser también Nicholas, en este caso Roerich, nacido en Rusia, un hombre que vivió en diversos lugares del mundo y frecuentó el Tibet, visitó la mítica Shambala y creó la Bandera Internacional de la Paz, esa que tiene tres círculos, rodeada por uno más intenso. Te cuento como surgió su diseño.
La Bandera fue creada en el Acuerdo Roerich de la Paz, en un momento en que 21 países, entre ellos Argentina, concurrieron a la Casa Blanca un 15 de abril de 1935 y allí firmaron este acuerdo de Paz, que no sirvió para impedir que cuatro años después estallara la segunda Guerra Mundial.
Sin embargo el acuerdo en 1936 fue aceptado por 21 países de América, en 1937 fue ratificado por la Liga de las Naciones, que después sería Las Naciones Unidas. Décadas después el acuerdo y la Bandera Internacional de la Paz fueron aceptados por 77 países.
Pero lo increíble de la historia es cómo Roerich descubre ese diseño de tres círculos que luego integrarían el símbolo mundial. Ese diseño aparece en la historia de la humanidad 9 mil años antes, en el período paleolítico.
Los tres círculos de color magenta simbolizan la Ciencia, la Espiritualidad y el Arte unidos por el círculo de la Cultura.
No hay credo ni religión, ni ideología detrás de su creación, fue el impulso de un hombre que después de vivir con Maestros Espirituales en el Tibet, decide encarar esta gran proeza unir al mundo en la paz universal. Roerich era artista plástico, pintó más de 7 mil obras y nada de lo que hizo lesionó la identidad, sino que trató de unir desde el alma a los hombres y mujeres del planeta.
Hoy más que nunca en que la paz mundial se ve amenazada diariamente y en un mundo donde hay guerras que matan a miles de personas y desplazan a millones fuera de sus países, este símbolo debería exhibirse más notoriamente.
Nicolás Roerich nació un 9 de octubre de 1874 en San Petersburgo, Rusia y murió en los Himalayas un 13 de diciembre de 1947, cuatro años después de la partida de Nicolás Tesla.
Dos seres espirituales, sabios, iniciados que dejaron su historia, su legado y sus símbolos.
Roerich además de sus obras todas ellas de contenido espiritual, escribió varios libros entre ellos “Shamballa”.
Convencido de que la evolución del hombre depende del conocimiento que adquiera en todas las disciplinas y que el camino espiritual es lo que conduce a la integridad total del ser humano.
Decía que el diseño de los tres círculos tuvo su origen 9 mil años antes aparecido en unas piedras de Mongolia.
Es encontrado además en la cerámica del período neolítico, en la India se le conoce como el Chintamani o Símbolo de la Felicidad, para los tibetanos simboliza algo que diluye a la oscuridad. Aparece en el cuadro de Memling “La adoración de Cristo”, en el pecho de Jesús, en la Madonna de Strasburgo, en los escudos de los cruzados, en iconos rusos, en estandartes budistas, en los escudos de armas de algunos Papas y en las imágenes de los legendarios Gesar Kahn y Rigden Djapo.
El Dalai Lama con la Bandera de la Paz
Por su universalidad y antigüedad en el planeta, Nicholas Roerich pensó que no habría un símbolo más apropiado para la Bandera de la Paz, ya que une todas las culturas y todos los pueblos del mundo.
De este modo, ese triángulo mágico logra el milagro de la Unidad en la Diversidad, creando el arte de vivir en Paz con todos los seres de la Tierra.
Lo admiraron otros notables como el escritor y pensador Rabindranath Tagore, Bernard Shaw y el gran Albert Einstein.
Nicolás Roerich se inicia como pintor en 1900 graduándose en la Academia de las Bellas Artes de San Petersburgo y de la Facultad de Derecho de la Universidad de la misma ciudad, carreras que estudió simultáneamente. Va a París para conocer lo último en las artes plásticas y cuando regresa empieza a exponer sus cuadros integrándose en el Grupo Artístico “El Mundo del Arte”. Después de un largo peregrinar por distintos países del mundo los Roerich se instalan en Nueva York, donde Nicholas lleva a cabo una gran actividad artística dando conferencias y organizando exposiciones.
Una de las 7 mil obras de Roerich
Helena Roerich, su esposa, es iniciadora del Agni Yoga, escribió varios libros sobre el tema. Ambos tenían un gran conocimiento espiritual, aunque Roerich no se limitaba a esto sino que él mismo se definía como un científico del arte, de la arqueología y de la cultura, que investigaba el misticismo oriental y las migraciones culturales en Asia.
No es sencillo imaginar su peregrinaje por los pueblos de Asia en la década del 20, según diarios de viaje de la época vivieron y descansaron en pueblos y ciudades durante meses. Viajaron en trenes, camiones y coches, entre otros. Contaban con una amplia servidumbre compuesta de docenas de personas, hasta llegar a cien en algunos de los tramos o en las exploraciones más difíciles, y el mismo número de animales entre caballos y dromedarios. Había gente con formación militar, médicos, ingenieros, cartógrafos, cocineros y sus ayudantes, exploradores, fusileros nativos, intendencia y logística. Diversos grupos se encargaban de diferentes tareas. Unos de todo el material de tiendas, cuerdas, herramientas, forraje. Otros, se encargaban de embalar las piezas más pesadas y enviarlas a América desde ciudades importantes de la ruta, como una biblioteca tibetana que cubriría más tarde la pared de uno de los salones del museo neoyorquino. A esto, se unirían cientos de pinturas y tankas budistas, artesanía local, estatuas y bustos en bronce. Cofres y baúles llenos de ropa nativa, joyas y diversos objetos, además de manuscritos antiguos, dorjes, campanas, dzis, objetos comprados en su larga expedición por India y Asia.
Otra de sus pinturas es él con la Bandera de la Paz
Su historia es extensa, pero nos limitaremos a la Bandera Internacional de la Paz. El Pacto para los valores culturales y la Paz Mundial fue firmado junto al presidente Roossevelt, Argentina estuvo representada por Felipe A. Espil embajador en los EEUU.
En ese momento Nicolás Roerich se dirigió a los representantes de los 21 países de América y dijo ese 15 de abril de 1935:
“¡Que ondeé la Bandera de la Paz sobre los centros de luz, sobre los altares y baluartes de la espiritualidad! ¡Que en las islas solitarias de la belleza, sobre los desiertos y aún ahí fructificará la semilla mágica! ¡Resplandecerá la Bandera de la Cultura, llena de clara luz del corazón!. La Bandera de la Paz ondeará siempre en el espíritu y en el corazón!Amén.
El Pacto Roerich expresa entre otros artículos:
“Serán consideradas como neutrales, y como a tales respetados y protegidos por los beligerantes, los monumentos históricos, los museos y las instituciones dedicadas a la ciencia, al arte, a la educación y a la conservación de los elementos de cultura. Igual respeto y protección se acordará al personal de las instituciones arriba mencionadas.
Se acordará el mismo respeto y protección a los monumentos históricos, museos e instituciones científicas, artísticas, educativas y culturales, tanto en tiempo de paz como de guerra. La neutralidad, protección y respeto a los monumentos e instituciones se acordará en todo el territorio de cada uno de los Estados signatarios y accedentes, sin hacer distinción en razón de la nacionalidad a que pertenezcan. Los Gobiernos respectivos se comprometen a dictar las medidas de legislación interna necesarias para asegurar dicha protección y respeto. Las instituciones y delegaciones que se registren serán diferenciadas a través de la Bandera distintiva de ese Pacto, lo que les otorgará especial protección y respeto por parte de los beligerantes, los gobiernos y los pueblos de todas naciones signatarias del tratado”.
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