Por Graciela Vázquez Moure
Durante décadas la imagen de Laura Vicuña fue la de una niña con rasgos europeos y zapatitos de charol. Costaba creer que esa había sido la joven de solo 13 años beatificada en 1988 por el papa Juan Pablo II, y que fuera quien había nacido en Chile en 1891 y fallecido en Junín de los Andes, Argentina, el 22 de enero de 1904.

Pero su rostro cambió y se convirtió en patagónico, y esa pintura del artista italiano Caffaro Rore, realizada por encargo de las religiosas salesianas italianas, dejó de tener presencia para dar lugar a la reconocida y aprobada por un informe de Carabineros Chilenos. El hallazgo sucedió en el 2010.
Hace cuatro años, el 22 de enero del 2019 me encontré en Junín de los Andes con la hermana Elda Scalco, una monja salesiana del colegio Hijas de María Auxiliadora, que fue quien logró el documento del verdadero rostro.
Una de las esperanzas de la hermana Elda era que la beata sea canonizada debido a los milagros que se han producido por quienes le piden por la salud, pero especialmente por uno que cuenta con evidencia científica.

La hermana Elda en una hermosa charla con Desde el Sur Digital, en esa tarde de enero, relató cada uno de los pasos.
Una duda que surge en la charla es la razón por la que los restos de la beata están en Bahía Blanca, en la casa María Auxiliadora de esa ciudad.
Es que “Roma pedía para encausar la beatificación mayor seguridad de sus restos y es que la urna primera estuvo en la galería del colegio- se refiere a Junín de los Andes- donde las chicas le cantaban sus canciones, pero ante el pedido de Roma la seguridad mayor estaba en el colegio de Bahía Blanca, donde fue empotrada en un lugar especial”.

Cuenta Elda Scalco que en la beatificación la pusieron en un altar de mármol, en la ciudad de Bahía Blanca, en esa misma casa religiosa, pero más allá de eso, la lógica indicaría que en algún momento sean repatriados a Junín de los Andes, donde vivió y falleció.
Un milagro de Laura en una religiosa chilena fue el motivo de la beatificación
Elda es una apasionada del tema, sus investigaciones acompañada de otras religiosas y personas de la comunidad de Junín de los Andes, la han convertido en el alma “mater” de esta historia.
Al recordar la beatificación de Laura Vicuña, surge el dato clave con la cura sorpresiva de la religiosa chilena Ofelia Lobos Arellanos, quien en su lecho de muerte recuperó la salud, después de haber pedido a la niña. La hermana Ofelia, falleció el 1ro. de enero de 2017, muchos años después de haber estado desahuciada.
“La religiosa estaba enferma desde sus inicios, y en la década del 80 estuvo en peligro de muerte, ella tenía devoción por Laura Vicuña, y le pidió por su salud. Y así se produce el primer milagro de Laura. Cuando la religiosa se levanta de su cama y llega a la capilla, sorprendió a todos al verla porque estaba sana. Fue en el año 1982” recuerda la hermana Elda.
El legajo con la historia debidamente certificada, llegó al Vaticano y Juan Pablo II beatificó a Laura el 3 de setiembre de 1988.

Pero últimamente existe un milagro que si es parte del legajo enviado- cuenta Elda- la hermana Susana muy joven, tenía un problema grave en las rodillas, no podía pararse, estaba en silla de ruedas, tenía cáncer, no tenía curación, la medicina se declara impotente, y en estos días la hermana Susana está caminando y los estudios dieron que no tiene cáncer” con un milagro es suficiente para la canonización y el de la hermana Susana está dentro de un legajo enviado.
El último mensaje que envió el Vaticano y que le llegó a la hermana Elda es que ha sido aceptado el milagro de la religiosa, el nuncio apostólico estuvo en el colegio María Auxiliadora hablando de Laura Vicuña, hace muy poco tiempo ha sido aceptado, firmado y volvió a Roma, así lo relató en esa entrevista de enero del 2019.
Una historia de maltratos y abuso
La historia de Laura Vicuña, nacida el 15 de abril de 1891 en Chile, ha sido difundida y conocida, porque la niña que huyó del vecino país con su madre Mercedes Pino, vive una historia de maltrato ella y su madre.
Domingo Vicuña tenía una buena situación económica, aunque dicen que también era un violento, y al morir, deben emigrar. Mercedes huye con sus dos hijas: Julia Amanda y Laura. La guerra Civil en 1891 produjo violencia y hambruna, situación de la que Chile no se recuperó fácilmente. Mercedes Pino recorre un largo camino hacia la Argentina y primero llega a la estancia del capitán Fósbery que le dan trabajo. Luego a Fósbery lo trasladan y es Manuel Mora, estanciero del Quilquihue quien le promete trabajo y cobijo para ella y sus hijas.
Mora era un violento y abusador. La situación en el hogar era tan tremenda que Laura dormía en pleno campo, en plena cordillera incluso en invierno porque huía de la monstruosidad de la pareja de su madre. Era acosada por él y veía la extrema violencia que sufría Mercedes sometida casi a una esclava. Laura optó por pedir a Dios la salvación de su madre a cambio de su propia vida, poco tiempo después enfermó.
Una vez fallecida Laura, Mercedes, su madre, se va al campo y huye de la estancia de Mora.
“Sabés lo que es dormir en el campo con este clima, la niña muere de tuberculosis en 1904, ella había sufrido el martirio toda su vida, Vicuña también era violento y golpeador, y cuando muere, ella huye y llega a Junín de los Andes. Primero fue en la estancia del capitán Fósbery trabajó un tiempo en esa casa unos meses, pero luego a Fósbery lo trasladan a otro lugar y ella se une a Manuel Mora, un estanciero y dueño de un almacén en la zona del río Quilquihue, repitiendo la historia, cae en manos del demonio, llegado de Bahía Blanca, un hombre violento y maltratador” recuerda Elda.
Un alcohólico y violento que solía pegarle a la madre al punto de hacerla su esclava y marcarla con los hierros que usan para los animales, y así presumir que ella era ‘de su propiedad’. Laurita no podía entender cómo su madre no podía romper con este vínculo tan terrible.
Tal era el odio y la lujuria con la que este hombre miraba a la pequeña, que se las ingeniaba para huir cuando él llegaba. Finalmente comienza a vivir en el colegio de pupilas de María Auxiliadora que estaba recién inaugurado, en una zona casi desértica de Junín de los Andes.
Ella hablaba de su colegio como “mi paraíso”, porque era en ese lugar donde escapaba de la violencia de la pareja de su madre.
Una niña de vestido blanco y zapatitos de charol

“Empecé a revisar fotos muy antiguas del colegio, nunca me cerró esa niña de vestido blanco y zapatitos de charol, encontré una en un libro del padre Brugna, y así me puse en conexión con carabineros de Chile, junto con otras hermanas que me ayudaron mucho. Ellos nos hicieron un estudio de esa fotografía que encontramos, existían fotos de la mamá, y ese estudio excelente coincidía con la foto encontrada histórica” así en el 2010 surge el documento que certifica la verdadera imagen de la niña.

Laura Vicuña es conocida en el mundo. A través de las hermanas salesianas su imagen está en los colegios de distintas ciudades e incluso “me dijeron que se hacen Novenas en su nombre en colegios de países asiáticos” recuerda Elda.
Esa niña que entregó su vida y que tan solo con once años dijo “lucharé aunque me cueste la vida” refiriéndose a salvar a su madre de la violencia de Mora, llevó su camino hacia la espiritualidad.
En este aniversario de su partida de este mundo, Laura Vicuña se presenta con su verdadero rostro, como surgió desde el año 2010, cuando el estudio de Carabineros confirmó la presunción de la hermana Elda Scalco al descubrir esa foto que mostraba a una niña con una imagen que no era la de una pintura, sino la real, la identidad que tenía y que había perdido por quienes no pudieron descubrir que nada puede sustituir el rostro verdadero, ni el mejor artista.
(nota basada en la entrevista con Elda Scalco el 22 de enero de 2019 realizada por esta cronista y publicada en este mismo medio)