Por Graciela Vázquez Moure

Cuando fue inaugurado el mirador en agosto del 2015
En agosto del 2015 se inauguró el mirador que lleva el nombre de Michael Rinke. Fotógrafo, documentalista, multifacético. Su espíritu siempre relacionado con la naturaleza, la imagen y la sensibilidad de transmitir a través de una cámara el mundo de las aves, y de los paisajes de la Patagonia. Fue un año después de su muerte.
El mirador está ubicado en Juez del Valle camino al ex -hotel Sol y está en total abandono. En octubre el gobierno provincial dijo que destinaba 2.500.000 pesos para restaurar el lugar. Las barandas inexistentes, y todo el entorno está en un penoso deterioro.

El colibrí realizado por el escultor sanmartinense Jorge Vilches destruido. Le robaron una parte y solo quedan alambres retorcidos. También el artista que hizo la obra fue el destinatario de esa falta de respeto.
Creo que si van a invertir ese dinero, lo hagan cuanto antes, y quizás que piensen en otro lugar. Los miradores del Arrayán tienen un nivel paisajístico excelente y tanto el reconocimiento a Michael Rinke como a quien, realice una escultura podría llegar al respeto que ambos se merecen.

Lo que en octubre anunció Turismo de la provincia, es «Puesta en Valor del Mirador Michael Rinke de San Martín de los Andes» por un total de 2.500.000 pesos.
La obra consiste en la reparación de barandas con acabado de pintura sintética; compactación del suelo; construcción de 100 metros cuadrados de piso para área recreativa que incluye accesibilidad; delimitación del estacionamiento, y colocación de carteles interpretativos y carteles indicativos.
“Vivimos rodeados de naturaleza y por más que es “natural” que así sea, no solemos prestarle su debida atención. El dedicar tiempo a algo tan cotidiano como mirar lo que nos rodea, suena casi ridículo. Pues bien, es justamente la propuesta que podría ser diferente. Dense un respiro a sus múltiples actividades y busquen un poco de información sobre las aves que habitan junto a usted en donde quiera que esté” decía Michael en cada charla cotidiana.
Mi amistad con él desde que llegó a finales de la década del 80 a San Martín delos Andes, tuvo ese nexo de cariño y respeto mutuo, ese mismo respeto que pienso que se merece si se lo nombra como referencia en un espacio en la montaña desde donde se puede observar la belleza de la ciudad, el entorno debe reflejar lo mejor para que sea un homenaje.