2 de febrero 2024
Por Graciela Vázquez Moure
Ellos fueron parte de San Martín de los Andes y ambos dejaron su huella en el volcán Lanín. Eran amigos y buscaron una meta.
Cada uno cumplió su hazaña en forma independiente. Pero los dos por la cara sur del volcán. El ascenso más dificultoso.
Un glaciar lleva el nombre de Bernardo “Barney” Dickinson con raigambre inglesa, logra superar el 19 de febrero de 1954 la colada de hielo pero no logra hacer cumbre.
Enzio Mazzoldi, italiano, el 21 de febrero de 1955 hizo cumbre en el Lanín ascendiendo también por la cara sur, junto a Juan Wiese, ellos fueron los primeros en lograr la proeza, y quedó en la historia. “La colada Mazzoldi” está marcada en la ruta de la cara sur, en honor de quien logró la ascensión por primera vez y marcó un hito.
Dos hombres, dos historias que se entrecruzan en un desafío con un año de diferencia: ascender por la cara sur del volcán Lanín. Dos vidas que se unieron en una amistad que la montaña consagró.
Y entonces te cuento brevemente el paso de cada uno de ellos, por San Martín de los Andes.
Uno, Dickinson, por la casa de té “Arrayán”, un legado de su hermana Reneé Dickinson, una historia dramática que quedó grabada en nuestro pueblo. Además se destacó en el esquí y participó de clubes de andinismo, y en Chapelco.
Mazzoldi nacido en Merano en el norte de Italia, cerca de los Alpes, llegó a Huechulafquen en el año 1950, para trabajar en la industria maderera.
Y así comienzan cada uno en lo suyo, a dejar su huella en este pueblo cordillerano.
La guerra, la casa de té, un espacio para pescadores y la literatura en medio de la montaña
Bernardo “Barney”, fue mayordomo en Estancia Quemquemtreu.
Cuando comenzó la II Guerra Mundial, en junio de 1941 Barney viaja a Europa con Frances Sylvester su esposa, para unirse como piloto de la Royal Air Force (Fuerza Aérea Británica).
El destino le juega una mala pasada, porque su avión es derribado sobre la Selva Negra. Salva su vida y transita durante once días, buscando escapar. Iba hacia Suiza pero una equivocación lo ingresa nuevamente a Alemania donde fue capturado, termina la guerra y logra volver a la Argentina y así regresa a San Martín de los Andes, haciéndose cargo de la casa de té Arrayán, esa maravillosa construcción que era un sueño familiar.
Esa misma que hoy perdura y es patrimonio histórico y arquitectónico de la ciudad. Reneé, hermana de Bernardo, había fallecido en 1943 por un cáncer de estómago, tenía solo 31 años, sus cenizas fueron esparcidas en la tierra que ella eligió para vivir, el Arrayán. Pero esa es otra historia de leyenda.
Cuando Bernardo Dickinson, vuelve a la montaña se dedica a escribir. Fue un referente del montañismo y del esquí local como uno de los instructores pioneros del cerro Chapelco. Ascendió al volcán Lanín por la cara sur el 19 de febrero de 1954, pero no logró la cumbre. Amante de la literatura, fue quien le trasmitió el amor por el esquí y el camino de la lectura y las letras a su hija Janet. Escribiendo cuentos sobre la Patagonia y los Andes, sobre turismo, en la revista Blackwood´s de Edimburgo, que cerró sus puertas en 1980. Sus escritos convocaron muchas veces a reconocidas figuras del mundo, que se motivaron por las historias de Dickinson.
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Del matrimonio de Bernardo y Frances nace Janet en Buenos Aires pero a los 21 días la trajeron a San Martín de los Andes, por lo que siempre fue considerada una nacida y criada y amante profunda de este lugar cordillerano.
“Arrayán” se constituyó como un lugar emblemático, entre los lugares preferidos de residentes y turistas.
Fue un proyecto arquitectónico que salió del estudio de Alejandro Bustillo. Diseñada por el arquitecto Cullen, discípulo de Bustillo.
“Es la única construcción que queda totalmente de troncos, uno encastrado con otro, sus jardines siempre fueron emblemáticos, la historia también constituyó a la casa en un emblema” contaba Janet con quien teníamos largas charlas. Ella falleció el 14 de abril del 2016. Resalto que Janet fue instructora de esquí en Chapelco durante 50 años, se retiró un año antes de morir- El amor por el esquí también fue un legado de su padre.
Barney en su regreso rápidamente se integró a la comunidad del pueblo, fue presidente del club Andino de San Martín de los Andes, CASMA y fue un referente del montañismo y del esquí local como uno de los instructores pioneros del cerro Chapelco.
En 1969 cruzó a Chile a caballo por el paso Ilpela, junto a su hija y a un amigo inglés. Hizo la ruta de Pablo Neruda cuando en 1949 huyó de Chile. El relato de ese viaje entre padre e hija está en el libro de la historia de Hua Hum, junto a otros relatos de 12 escritores.
Frances y Bernardo fallecieron en 1981 y 1982, ambos fueron enterrados en la tierra que eligió Renée para su sueño familiar una casa de té, que fue un mandato para Janet Dickinson y que aún perdura como un lugar emblemático de la ciudad.
“EL PENSAMIENTO DEL ANDINISTA DEBE SER UNA SATISFACCIÓN PROPIA, NUNCA VENCER A LA MONTAÑA” ENZIO MAZZOLDI
El 21 de febrero de 1955 a las dos de la tarde se concretó la proeza de Enzio Mazzoldi que ascendió por primera vez por la cara sur del volcán Lanín.
Eran pocos los que ascendían para hacer cumbre en 1955. Solo dos personas se prepararon para hacerlo por la cara sur, la de mayor dificultad. Mazzoldi y Wiesse, su compañero de andinismo.
Entrevisté a Mazzoldi cuando se cumplieron 50 años de esa proeza y fue declarado Ciudadano Ilustre, en el 2005 y en diciembre del 2012, volví a entrevistarlo en una mañana lluviosa de diciembre. Dos años después falleció. Tenía 92 años cuando partió.
Sin duda fue un personaje de nuestra historia. Vivió en San Martín de los Andes y en la región durante doce años.
Enzio Mazzoldi nació en Italia, en el norte, en un pueblo llamado Merano, ubicado en la zona de los Alpes “ el Tirol italiano” escalar las montañas de los Alpes era parte de un programa familiar “no una cosa cotidiana, pero estábamos acostumbrados a esa vida” incluso era usual que en aquellos tiempos fuera a la escuela montado en sus esquíes transitando las profundas nieves de su pueblo.
Desde el fin del mundo a un pueblito cordillerano
Llegó a la zona desde Ushuaia, con 27 años, corría el año 1950, venía de trabajar en la industria maderera, actividad que continuó en nuestra localidad.
Enzio arribó a la Argentina en el año 1946 y estuvo en Tierra del Fuego con el objetivo de instalar un aserradero y fábrica de terciado. Tenía 25 años.
Al llegar a San Martín de los Andes, comienza a trabajar en el aserradero de Dussini en puerto San Pedro, sobre la orilla izquierda del lago Huechulafquen.
Estuvo también en la zona de La Rinconada, en el puente sobre el Collón Cura, donde estaba el Automóvil Club Argentino. Otra de las instalaciones de la maderera estaba al fondo del Paimún y la otra arriba de Quillén, hacia Chile. En todos estos lugares de la cordillera estuvo Mazzoldi, trabajando, conociendo la geografía de la zona y practicando andinismo.
Marcó un hito, con una desafiante ascensión al volcán, pero por la cara sur, a la que nadie había podido acceder más que en una parte de esta ruta. Los intentos fueron varios, pero los logros no.
Entre sus amigos menciona en la charla a Bernard Dickinson, quien también hizo intentos frustrados en el volcán por esa misma ruta.
Así en la nota de aquella mañana de diciembre del 2012, van sonando los nombres de ese pasado que recuerda.“Cuando estaba en el Paimún veía el Lanín continuamente, me dio muchos datos la comunidad mapuche y Don Barriga, poblador de esa zona, sobre el clima, los acontecimientos que podían surgir. Llegamos a caballo por el bosque hasta la base, nos llevó un baquiano que no comprendía las razones por las que emprendíamos esta aventura, que él decía que era peligrosa, algunos no volvían”.
Mazzoldi cuenta que el ascenso comenzó en la mañana y se hizo todo el trayecto previo a la pared de hielo y “para la noche superamos esa zona, y al día siguiente continuamos hasta la cima con viento blanco. Descansamos en algunos lugares, donde podíamos, con bolsas de dormir, nada más que eso, todo el equipo lo había traído de Italia, camperas, y un pequeño hornito sueco a bencina, que nos sirvió para comer algo y tomar algo caliente” recuerda.
Dejó el mensaje que quizás muchos andinistas debieran tener en cuenta “era un desafío personal, una satisfacción propia, no significaba vencer la montaña, sino superarme”.
Recordó entonces los detalles de su llegada a la cima “Arriba yo dejé un banderín del CAI- Club Andino Italiano- y otro del SAT- Sociedad Alpina Tirolesa- que quedaron como testimonio de mi llegada por la cara sur.”
El equipamiento fue traído de Italia un año antes, los grampones de doce puntas, clavos, cuerdas, camperas y las bolsas de dormir impermeables.
“La colada Mazzoldi” está marcada en la ruta de la cara sur, en honor de quien logró la ascensión y marcó un hito.
“El desafío es personal, sin soberbia y con la ayuda de Dios” decía Enzio, porque siempre se debe guardar respeto a la montaña “el desafío es a nosotros mismos” recalca, y destaca un pensamiento para recordar “para subir una montaña primero hay que preparar la mente y luego el físico”.
Después del primer fracaso buscó otra ruta y sobre esto recordó “tanto por donde subí después, como por una lengua de hielo que está a la derecha, allí lo intentó Bernard Dickinson con otros andinistas y tampoco pudo. No fue fácil, solo, no era posible. Con Wiese elegimos la ruta que hicimos y así lo logramos”.
Después de sus doce años en San Martín de los Andes, se fue en el año 1962 a vivir a la Capital Federal.
*Juan Wiese, quien lo acompañó en la ascensión, tuvo décadas después, un dramático final en la zona de lago Hermoso. Un asesinato que mató al alemán y a parte de su familia, fue el triste final de este hombre que tan solitario como Mazzoldi, fue parte de este desafío. Descubrir el paso por la cara sur del volcán Lanín.
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